lunes, 15 de diciembre de 2008

Long long time ago...

Hace ya mucho tiempo que no escribía. Creo que desde que empezaron mis clases en mi nueva universidad. El semestre acaba de terminar para mí y, la verdad, es como si recién comenzara. Han sido semanas intensas. Mientras me zurraba en el cultural shock, en el fondo iba sintiendo una nostalgia, no sé de qué. No extrañaba tanto a mi familia ni a mis amigos, para mi fue como -no me odien por los lugares comunes- volver a comenzar (Café Tacuba tiene una bonita canción al respecto que, creo, me retrata desde la punta de mis pies hasta la última de mis orquillas). Y, como suele pasarme, esa cosa extraña se somatizó. Traduzco: no he podido dormir por mis propios medios desde que estoy aquí. El Trazodone se ha convertido en una presencia necesaria entre mis cajones. Además, de eso, he desarrollado una euforia que en Perú era timidez y miedo al mundo. "Ansiedad" me dijo mi psicólogo gringo aquí. Claro que él todo lo asociaba a mi divorcio y, no pes, no todo se puede reducir a eso.
Cambiar de estado civil se está convirtiendo en parte de mi identidad, por lo menos, ante los demás (como es, ¿no?). A veces me lamento de los gruesos errores que cometí y no puedo evitar preguntarme qué hubiera pasado de no cometerlos, así como tampoco puedo evitar, todavía, convertir los dólares en soles ("Si volviera a comenzar,
no tendría tiempo de reparar..." Tururu tururu). En unos días regreso a Lima, me dicen que está mejor. Ojalá. Yo también me siento mejor de lo que estaba cuando me fui.
Desde ya anunció cuál será mi siguiente post, no para generar expectativa, porque sé que probablemente casi nadie me lee y no me importa, sino por una cuestión de mera disciplina ("dulce tentación....de dejarlo todo"). Hablaré de mi experiencia con los chicos americanos, algo que en verdad es más que curioso, casi un proyecto antropológico que me he propuesto con mucho compromiso y dedicación.